jueves, 4 de noviembre de 2010


Un dispositivo barato y portátil para la cura de heridas
A mediados de febrero, alrededor de un mes después del enorme terremoto de Puerto Príncipe, Haití, un equipo dedicado a al tratamiento de lesiones y procedente del hospital Brigham and Women’s en Boston viajó a la devastada capital. El objetivo del equipo era ayudar al gran número de pacientes con heridas abiertas sufridas tras amputaciones, miembros aplastados y otro tipo de lesiones. Entre los miembros del equipo se encontraba la estudiante de post-grado de MIT Danielle Zurovcik, que llegó preparada para poner a prueba un dispositivo que había desarrollado como parte de su tesis de investigación—una versión de bajo coste y portátil de los dispositivos de presión negativa que actualmente se usan para acelerar la cura de heridas en los hospitales.
Zurovcik y sus colaboradores esperan que el dispositivo, que cuesta alrededor de 3 dólares, proporcione una forma de mejorar los cuidados a los pacientes después de que acabe la fase de emergencia dentro de las labores de socorro, incluyendo las cirugías llevadas a cabo para salvar miembros concretos o la vida en sí del paciente. Incluso después de que muchos de los equipos de emergencia médica abandonan la zona del desastre, el riesgo de heridas crónicas sigue siendo alto.
“Mi experiencia en Haití y en otros grandes terremotos es que después de llevar a cabo la respuesta médica intensiva, como por ejemplo la amputación de miembros y el tratamiento de fracturas, el principal problema médico son las heridas,” señala Robert Riviello, cirujano de urgencias en Brigham and Women’s, así como colaborador de Zurovcik. Las terapias de presión negativa reducen la necesidad de cambiar los vendajes de entre una y tres veces al día a sólo una vez cada cierto número de días, una enorme ventaja en aquellas situaciones donde el personal médico escasea.

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